sábado, 24 de marzo de 2007

Suiza: Intervención social o cristalización identidaria - 24-25/02/07

Había decidido llegar a Suiza por tres motivos: el precio económico de easy jet, que yo había nacido en el cantón de Zurich en 1964, pero también que Ricardo Cavallo, el represor argentino por el que enviamos, desde el Centro de Documentación del CELS, la foto a la prensa mexicana para que lo detuvieran en el Cancún tratando de llegar a la impune Argentina, para llevarlo a México y luego a España para ser juzgado por genocidio; había sido liberado en Enero en Madrid y se aprestaba a dirigirse a Suiza cuando el juez que recibió el pedido de extradición de Argentina lo detuvo nuevamente. (foto de Cavallo)

El primer sentimiento que tuve al llegar a Suiza fue el de una máxima desterritorialización, luego que el oficial de inmigraciones no viera el renglón donde mi pasaporte decía que yo había nacido en Suiza, porque leía solamente el renglón que decía que yo había adoptado la nacionalidad Argentina antes de los 21 años. El idioma francés y el inglés me hizo las cosas mas difíciles, y entonces empecé a hablar en argentino, al revés que en España, donde me mimetizaba con el habla madrileño, el valenciano, el catalán y hasta con los inmigrantes, con sus acentos cubano, venezolano, etc. Pero el contrapeso del sentimiento de desterritorialización absoluta me lo daban los suizos con su disposición a ayudar a cualquiera que en la calle se los solicitara, especialmente si tiene aspecto de turista, lo que yo no podía ocultar con el sombrero negro que había heredado de mi padre. Suiza produce dinero, y la subjetividad suiza no es indiferente a la frivolidad instantánea de la fotografía, especialmente en Ginebra, donde cualquier situación se condensa enseguida en una foto. (Foto de Zurich)

Conforme me adentré en Suiza, el sentimiento de desterritorialización iba en aumento, y en esto el contrapeso era un amigo cordobés, exiliado y ex -preso político que me dio alojamiento y me ayudó a llegar a Zurích los dos días que estuve allí. Pasando Basilea, el lugar donde Nietzsche produjo la mayor parte de sus pensamientos, el alemán se escucha mas cerrado del que le entiendo a veces a mi madre o del que yo balbuceaba antes de partir a la Argentina a mis dos años, allá por el ’66, y que ya olvidé. Pero el momento donde comprendí que estaba afuera de la Suiza en que nací, fue cuando hice el empalme en Zurich para llegar al hospital que me dio a luz en Winterthut, y una nena de nueve años que estaba tratando de subir al tren gritó cuando las puertas se le cerraban pese a que apretaba el botón para abrir las puertas y yo del lado de adentro buscaba y buscaba el botón para abrirle la puerta y no lo veía (como el de inmigraciones que no veía que yo había nacido en Suiza, en los tiempos que una nena de 9 años, como esa que ahora no podía entrar al tren, me cuidaba cuando mis padres se iban)

Cuando llegué a Winterthur el sombrero negro me cubrió del granizo que paró cuando entré al hospital donde había nacido, atento a lo que ocurriera allí ante mi presencia. Quise comprar en un kiosko un perro de peluche para mi niño que nacería a mi vuelta a Bs As en Marzo, pero como había que pagar en francos y yo solo tenía euros tuve que cambiara en un bar que estaba a unos metros dentro del hospital. Cuando voy a cambiar los euros veo que en una mesa de fondo una familia se ríe mientras me mira, y escucho entonces una carcajada de una señora que detrás de mí dice “ha el sombrero”, en alemán. Pienso entonces que los suizos le tienen un gran temor al ridículo, pero será unas horas mas tarde que me doy cuenta que con mi sombrero estaba produciendo una intervención social mucho mayor que la que alguno quisiera especificar en una supuesta identidad. Así fue como al salir del hospital recordé que llevaba para cubrirme de la tremenda lluvia, un paraguas que me había vuelto a buscar a la casa mi amigo cuando ya estábamos en el auto próximos a partir. Pasé veinte metros de la barrera del hospital y vi en la esquina que una niña y su madre esperaban que cambiara el semáforo para cruzar la calle mientras se mojaban completamente. Entonces corrí para cubrirlas con el paraguas, y luego de dialogar en sonrisas hasta el momento de cambiar el semáforo, les digo: “Ahora!!”, en un argentino que entendieron no se como, y salimos corriendo para la calle; pero entonces una briza me voló el sombrero y traté de retenerlo con el paraguas de modo que dejé a la madre y la niña sin cobertura, mientras ellas seguían caminando y se daban vuelta para gritarmethanke” (gracia en Alemàn). (Foto de Ginebra:)
Fue entonces que comprendí que las persona no nos definimos en torno a una identidad, sino en
función de una posibilidad de intervención social ("somos potencia" decía Spinoza). Y que esa posibilidad de intervención, de comunicación, de expresión, yo la había conseguido producir por mi sombrero, allí donde menos posibilidad de intervención tenía por la lengua y el idioma, alli donde había nacido (Como decía Foucault, antes que el origen, lo que nos da sentido es el acontecimiento).
Entonces mi viaje cambió. Ya dejé de sentirme un extranjero, y pude volverme con otro sentimiento. Creía que, frente a mi nueva paternidad, en este viaje lo estaba buscando a mi padre, que antes de morirse tres años atrás, se arrepintió de haber vuelto a la Argentina en el ’66, y luego tuvo que sufrir la cárcel de Noviembre de 1975 a fines de Febrero de 1976, en los tiempos de Isabelita, que en estos días era detenida en España por los crímenes de la triple A junto a Almirón, un represor que condujo la Triple A que actuó desde antes del golpe del 24 de Marzo del '76.
(Foto del represor Almirón detenido en España:)


La escena del paraguas luego la asocié con el paraguas de Rucci que cubrió a Perón a su regreso en 1973, fecha en la que algunos plantean como el comienzo del Terrorismo de Estado, mientras otros la fechan el 22 de Agosto del ‘72, cuando se fusiló a 19 militantes que se escaparon de la cárcel de Rawson donde papá salió el 28 de Febrero de 1975, como uno de los primeros tipos vivos que salieron del penal luego de aquél fusilamiento del '72 cuando se fugó solamente la conducción de los grupos políticos presos.
Ante la posibilidad de que en España se de una ley de memoria histórica que se afirme en la impunidad de los responsables del genocidio de la guerra civil franquista. Me decidí entonces por trabajar para que en España se de un juicio por genocidio, aunque sea en otro país, tal vez en Argentina, así como en España se inició el juicio por genocidio en Argentina dada la impunidad que reinó tanto tiempo acá.

Luego vino el nacimiento del niño el 6 de Marzo, 4hs antes que mi primer hija cumpla 18 años, de modo que lo primero que pensé es que dos hijos en la primera semana de Marzo, no podía ser pensados sino como una restitución de la paternidad que yo viví la primer semana de Marzo de 1976, cuando papá, al salir de la cárcel, comenzó el exilio interno que nosotros ya habíamos comenzado en Noviembre del ’75 cuando nos fuimos de Sierra Grande luego que a él lo detuvieran cuando los profesionales adhirieron a la huelga minera. Pero un devenir papá no es un paternalismo. El devenir papá es es una intensificación de la experiencia en función de los acontecimientos. El viaje a Suiza se compone entonces también con el parguas que cubrió a Perón a su llegada a la Argentina en 1973, la cárcel de Papá ordenada por el Ministro Ruckauf, la detención de Isabelita en España y el intento de escapatoria de algunos represores al país del dinero.

Las montañas nevadas de Suiza arman un paisaje sobre el que retorna el territorio existencial de los que buscamos JUSTICIA UNIVERSAL YA!!!.

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Anotar al niño en la delegación de Escobar merece una carta de lectores:
(...)

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